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sábado, 20 de diciembre de 2014

Living in London, Santa Engracia 2 y 4, 28004 Madrid… Beatrix Potter y las Nippy de Lyons….


Living in London
Tienda y tetería 
Calle de Santa Engracia, 2 y  4, 
28004 Madrid.
Metro Alonso Martínez-
913103932
913 19 79 58
Si sueñas estar en Londres, 
te gusta Beatrix Potter, la campiña inglesa 
y la estética victoriana...
pero te encuentras en Madrid ven a 
Living in London.
London in Madrid
Dos por una.
Primero fue ella, la tienda.
Más tarde la tetería.

Entrar en la tienda es trasladarte 
a un lugar para soñar.
Es un mundo  de colores pasteles donde  el verde es el rey,

ahora mezclado con muuuuucho rojo.
y mucho brillabrilla.
 ¡¡¡¡¡Estamos en Navidad!!!!!!
Y Living in London se esmera cada año
 en escoger y  traer las cosas más bonitas 
que llenan Madrid de belleza navideña.
El resto del año flores, rayas, lunares…

 inundan las estanterías.
Todo muy british.
 El té de las 5, que no puede faltar, 
 hay que servirlo en un bonito juego de té...
Vajillas,

perfumería,

Galleteros, neceseres, relojes...

Manteles, delantales, paños de cocina…
Regalos para niños.

Desde la clásica seriedad

al divertimento

y la alegría… 

Y siempre, ese detalle

que marca estilo  y  buen gusto.

No es una tienda barata 
pero siempre puedes encontrar algún objeto

a la medida de tu bolsillo.
Al mando Gemma,  
una magnífica profesional, toda  alma y dulzura. 
Atenta , entrañable y amiga de Harold 
que le ha pedido que sea  la cicerone  de Ángeles y Berta
 que han venido a comprar unos regalos 

y se van encantadas con el trato y algún que otro detallito. 
Berta asegura haber visto correteando 
por una estantería a  Peter Rabbit 
y Harold a un gato
¿?¿?¿?¿?
Cosas de perros.

Salimos y caminamos del 2 al 4, que identificamos 
por estas maravillosas sombrillas  que enmarcan
 la terraza de la tetería.

Una tea room también  muy British. 

Es un espacio largo y estrecho, vestido también de verde.
Un salón de té en el centro de Madrid, donde puedes  degustar o comprar  un té, un sandwiches o un dulce.

Al entrar está la tienda llena de cajas de galletas, chocolatinas, tartas
pastas, mermeladas, infusiones
chutneys, salsas, patatas fritas, conservas, especias...
...y una gran variedad de tés.

En el centro y presidido 
por un gran espejo que agranda el pasillo

una barra para un tentempié 

o una copita

Al fondo el comedor, pequeño y apretao,  dónde puedes  degustar comidas frías y calientes. 

Puedes elegir entre una  tarta , sándwiches, volovanes, roast Beef, ensaladas ,  pizzetas, scones con clotted cream y mermelada o un milhojas de foie.
Si lo que quieres es el  five-o-clock-tea  acompáñalo de una Carrot cake con  salsa caliente de vainilla. 
Un local que te traslada a otro espacio y otros tiempos de estética adorable, vintage y victoriana.

Living in London, tienda y tetería,   dos espacios caros
 a los que tienes que entrar sabiendo que pagas 
un precio a la exquisitez. 

Aunque de la tetería sales pensando: 

¡¡¡Cómo está el servicio!!!
Podrían aprender de 


la perfecta camarera nippy
 Las  eficientes camareras NIPPY 
de las teterías LYONS, todo un icono inglés.

En sus orígenes la palabra nippy se refería a las ágiles y eficientes chicas que servían el té en la selecta cadena de teterias Lyons & Co. en el Reino Unido. Se ganaron este apodo por la rapidez con la que atendían a los clientes (“nippy” significa rápido). Más tarde se utilizó como una forma coloquial de llamar a todas las camareras y actualmente esta palabra está ya en desuso.
En los años 20 el mundo de la publicidad ya se había empezado a dar cuenta de que una mujer atractiva podía ser un buen reclamo para vender distintos productos y el mundo del té no fue una excepción. Y en enero de 1925, la fotografía de una chica nippy apareció protagonizando una campaña publicitaria en todos los periódicos ingleses, especificando las prendas de su atuendo: “Cofia bien centrada y con monogramas, nada de excesos de maquillaje ni pelos al viento, vestido negro limpio y bien planchado, zapatos bien lustrados, botones cosidos con hilo rojo, dientes cuidados, buena manicura”, que revolucionaron la estética de las mujeres.

Las nippy llegaron a ser un icono nacional muy popular, especialmente para la clase trabajadora, ya que resultaban muy cercanas y accesibles a la gente y quizás eso fue buena parte de la clave de su éxito. Se hicieron tan famosas que hasta se vendian disfraces con sus uniformes para las fiestas de los niños. E incluso se llegó a hacer un musical sobre ellas, estrenado en 1930, del que luego se extraerían varias canciones que luego tuvieron mucho éxito, como “It must be you” o “The toy town party”. Aunque esas pioneras fashion del estilo de cadenas de fast food desaparecieron tras la Segunda Guerra Mundial.
Y por último, os cuento también algo sobre la historia del gran imperio de estas famosas teterias Lyons & Co.: fueron creadas por 4 jóvenes emprendedores a finales del siglo XIX y llegó a convertirse en una de las más grandes compañias de catering y comida del mundo. Siempre innovadores y profundamente conocedores del gusto de la gente, supieron crear una perfecta relación precio-calidad. Su laboratorio de comida atraía a muchos graduados de Oxford y Cambridge, que querían trabajar allí. Uno de esos graduados se convertiría unos años después en la Primera Ministra del Reino Unido: Margaret Thatcher.
la primera tienda Lyons que se abrió
La primera teteria Lyons se inauguró en 1894 en el número 213 de Piccadilly (como curiosidad, os contaré que en este mismo año se inauguraron también los famosisimos almacenes ingleses Marks & Spencer, gracias a dos inmigrantes polacos). Pero como iba diciendo, la teteria de Picadilly sería la primera de las 250 teterias que se abrirían después en Londres y en otros lugares del pais y casi siempre los lugares elegidos para establecerlas eran enormes locales situados en esquinas con dos entradas; en el centro de Londres llegó a haber 3 de estas "corner houses", que podía albergar cada una hasta 3.000 clientes. Una de sus mayores exigencias era mantener un alto nivel de higiene y las reclamaciones de los clientes eran un tema muy serio, al que daban la máxima importancia. Se dice que el té que servían era el mejor del mercado y que las mezclas que usaban no estaban a la venta para el público.
Aparte de las teterias extendidas por todo el pais, también llevaban el catering de las fiestas celebradas en el Palacio de Buckingham o en el de Windsor o en otras celebraciones como los Campeonatos de Tenis de Wimbledon o las exhibiciones de Flores de Chelsea. También construyeron el famoso restaurante Trocadero cerca de Piccadilly y otros grandes restaurantes en los que varias orquestas tocaban música e incluso construyeron hoteles y lavanderias, pastelerias, empresas de helados, de empanadas de carne, de salsas de tomate, de té y de café e incluso fueron los primeros en introducir la comida congelada al público inglés. Y también durante la guerra se encargaron de empaquetar las raciones para las tropas que luchaban en Asia y en otras partes del mundo.
Mujeres leyendo en una teteria Lyons de Picadilly Circus
Despues de la guerra se embarcaron en varios proyectos muy diferentes, de alimentación (como la empresa de los famosos donuts americanos o la cadena de hamburguesas Wimpy, por ejemplo) e incluso crearon la primera empresa mundial de ordenadores (LEO Computers Ltd., Lyon's Electric Office).

Pero como todo tiene un principio y un final, vino el declive de la compañía Lyons & Co. tan rápidamente como habia llegado el éxito, golpeados por la recesión y la crisis del petróleo. En 1978 recibieron una oferta de otra compañía y Lyons perdió su independencia, sobrevivió unos años bajo la nueva dirección de la empresa, vendiendo más “trozos” de la empresa, especialmente los relativos a las bebidas (precisamente Pedro Domecq, en España, fue uno de los nuevos compradores). Y finalmente, tras haber sobrevivido 100 años, después de haber abierto su primera teteria, la primera y original compañía Lyons & Co. llegó a su final en 1998 y con ella se fue todo un icono, testigo de primera mano de los cambios acontecidos en la tradicional sociedad inglesa victoriana del siglo pasado.

Un reportaje del blog El trolley de Nieves

http://eltrolleydenieves.blogspot.com.es/2012/04/las-eficientes-camareras-nippy-de-las.html


 El cuento de Pedrito el conejo travieso de Beatrix Potter.




The Tale
of
Peter Rabbit



THE SAALFIELD PUB. Co. 1916
The Tale
of
Peter Rabbit


Había una vez cuatro conejitos que se llamaban Pelusa, Pitusa, Colita de Algodón y Pedrito.
Vivían con su madre bajo las raíces de un inmenso abeto. Una mañana la mama les dijo:
"Hijitos, podéis ir a jugar al campo o corretear por la vereda...,
pero no vayáis al huerto del señor McGregor. 
Recordar que vuestro padre tuvo allí un accidente.

¡La señora McGregor lo hizo picadillo!"


"¡Venga! Ahora id a jugar y
no se os ocurra hacer tonterías,
eh! que yo voy a salir".



Entonces la Señora Coneja cogió la cesta y el paraguas y se fue andando
a través del bosque a la panadería.

Allí compró una hogaza de pan moreno y cinco bollos de pasas.
Pelusa, Pitusa y Colita de Algodón, que eran unas conejitas buenísimas,
se fueron juntas por el caminoa coger moras.





          

Pero Pedrito, que era muy muy travieso, se fue derechito al huerto del 
Sr McGregor y...


¡¡¡Se coló por debajo de la puerta!!!
Primero se comió unas lechugas, depués unas judías verdes...

                    Para acabar con unos rabanitos



Después, como le dolía muchísimo la tripa de tanto comer, decidió buscar un porquito de perejil.

Pero al dar la vuelta al invernadero...¡se encontró de bruces con el Sr. McGregor!




El Sr McGregor estaba de rodillas plantando coles, pero en cuanto vio a Pedrito dio un salto y fue tras él gritando :"¡Al ladrón!"

Pedrito estaba muerto de miedo. Corría por todo el jardín totalmente perdido sin encontrar la verja por la que había entrado.



Perdió un zapato en un lecho de coles y el otro en un campo de patatas.

Al encontrarse sin zapatos, corrió a cuatro patas tan deprisa, tan deprisa...


 que cuando ya creía que se había escapado...

 ¡los botones de su chaqueta quedaron enganchados en una red que cubría una mata de grosellas!

Pedrito llevaba una chaqueta azul con botones dorados recién estrenada.


Pedrito se dio por vencido y comenzó a llorar.
Pero sus sollozos fueron escuchados por unos gorriones muy simpáticos  que volaban por allí.


Quienes al oír los sollozos de Pedrito se dirigieron hacia él y le rogaron que hiciese un último esfuerzo.
 
Sr. McGregor estaba ya preparado para atraparle con una criba, pero Pedrito logró escabullirse en el último minuto.


Dejando su chaqueta tras de sí.








Corrió todo lo que pudo hasta que llegó al cobertizo de las herramientas...
Y de un salto se metió en la regadera.



Hubiese sido un escondite perfecto de no ser porque..., ¡estaba llena de agua! El Sr. McGregor sabía que Pedrito se escondía en algún lugar del cobertizo, así que levantó una por una todas  las macetas para ver si lo encontraba.


De pronto, Pedrito estornudó -¡a... a... chís!-

Y el  Sr. McGregor fue detrás de él, intentándo atraparle con su propio pie, cuando...

Pedrito, de un salto, se escapó por la ventana tirando tres tiestos.

Pedrito se sentó a descansar. Estaba sin aliento, temblando de miedo, y sin tener la menor idea de qué camino tomar.

Además estaba muy mojado por haberse metido en la regadera.

Después de un rato comenzó a vagar por los alrededores, dando pequeños saltitos -plop, plop, plop- y mirando a su alrededor.

Encontró una puerta en la tapia que rodeaba el huerto, pero estaba cerrada y no había ningún hueco para que  un  conejito tan gordo como él pudiese escurrirse por debajo.
Pero Pedrito vio como un viejo ratón entraba y salía por debajo de la puerta de piedra, llevando guisantes y judías a su familia que vivía en el bosque. Pedro le preguntó por el camino que le llevaría a la verja, pero el ratón, que en ese momento  tenía un guisante enorme en la boca no podía responder. Se limitó a mover la cabeza la cabeza de un lado a otro y Pedrito se echó a llorar.


Trató de encontrar el camino a través del huerto, pero  cada vez se encontraba más aturdido. De pronto llegó al estanque en el que el señor McGregor llenaba sus regaderas. Allí estaba una gata blanca mirando los peces de colores. Estaba sentada  muy, muy quieta, pero de vez en cuando la punta de la cola se le movía como si estuviera viva. Pedrito pensó que era mejor irse de allí sin dirigirle la palabra...


¡Había escuchado cosas terribles de los gatos a su primo, el conejito Benjamín!
Volvió al cobertizo de herramientas, pero de repente, muy cerca de allí, oyó el ruido de una azada -zaca, zaca, zaca, zaca-

Pedrito se escondió debajo de los arbustos, pero al ver que no pasaba nada, decidió salir y

 se subió a
una carretilla
para echar un
vistazo.





Lo primero que vio fue al Sr. McGregor escardando cebollas. Estaba de espaldas a Pedrito y éste pudo ver como un poquito más allá estaba ...¡la verjaaaa!!!

Pedrito se bajó de la carretilla sin hacer ruido y empezó a correr tan rápido como pudo por un  sendero medio oculto que había detrás de las matas de grosella. Sr. McGregor lo vio cuando Pedrito iba a doblar la esquina, pero ya era demasiado tarde. Pedrito se deslizó por debajo de la verja y llegó sano y salvo al bosque que había al otro lado.

El Sr. Mc Gregor
recogió la chaqueta
y los zapatos
de Pedrito e hizo
con ellos
un espantapajaros
para asustar
a los mirlos.

Pedrito no  dejó de correr, ni miró hacia atrás en ningún momento

Hasta que llegó a su casa, bajo las raíces  del gran abeto.

Estaba tan cansado que se dejó caer en el suelo blando y suave de la madriguera y cerró los ojos. Su madre estaba cocinando, y cuando lo vio llegar, se preguntó qué  había hecho con su ropa...
 
¡era la  segunda 
chaqueta y el segundo  par de zapatos que Pedrito perdía  en dos semanas!
-Lamento tener que decir que Pedrito no se sintió muy bien aquella  noche. Su madre lo acostó y le preparó una infusión de manzanilla amarga... ¡y obligó a Pedrito a tomársela! 

"Una cucharadita antes de dormir", tal y como dice el médico




En cambio Pelusa, Pitusa y Colita de algodón tomaron sopas de leche con pan y moras para la cena.
 

Beatrix Potter, o Helen Beatrix Potter (28 de julio de 1866 – 22 de diciembre de 1943)
 Fue una escritorailustradora y fabulista de literatura infantil. Su personaje más famoso es Peter Rabbit.
Su padre, Rupert Potter, era abogado, aunque pasaba la mayor parte de su tiempo en clubes de caballeros, sin ejercer la profesión. Su madre se dedicaba a hacer y recibir visitas. Ambos progenitores vivían de las herencias de sus respectivas familias. Beatrix y su hermano Bertam fueron educados por niñeras e institutrices. Cuando creció, sus padres le encargaron del hogar, dificultando su desarrollo intelectual. Un tío intentó que ingresara como estudiante en los Reales Jardines Botánicos en Kew, pero fue rechazada por ser mujer.

La base para sus proyectos e historias fueron los pequeños animales que introducía furtivamente en la casa o que veía durante las vacaciones familiares en Escocia.
Potter fue una de primeras personas en sugerir que los líquenes eran una relación simbiótica entre los hongos y las algas, convirtiéndose en una persona conocida y respetada en el ámbito de la Micología. Pero su único intento de publicar fue dificultado, y su tío tuvo que leer el trabajo ante la sociedad científica, ya que no se admitían mujeres. En 1997, la Sociedad Linneana de Londres editó un desagravio póstumo por la manera en que fue tratada.
La animaron a publicar su relato, El cuento de Perico, el conejo travieso (The Tale of Peter Rabbit), pero tuvo que luchar para encontrar un editor hasta que por fin fue aceptado en 1902. El libro y las obras que lo siguieron fueron muy bien recibidos y ella comenzó a obtener unos ingresos propios de sus ventas. Beatrix se implicó sentimentalmente con su editor, Norman Warne, cosa que mantuvo en secreto, pues sus padres eran contrarios a que se casara con cualquiera que necesitara trabajar para vivir. Warne murió antes de que pudieran prometerse, lo que agrandó la brecha que separaba a Beatrix y sus padres.
Potter escribió 23 libros. Fueron publicados en pequeño formato, fácil de manejar y leer por los niños. Dejó de escribir alrededor de 1920 debido a su mala visión, aunque su última obra, The Tale of Little Pig Robinson, se publicó en 1930.
En sus últimos años se dedicó a una granja de ovejas que compró en Lake District, (Inglaterra); le gustaba el paisaje y con las seguras regalías provenientes de sus libros, junto con la herencia de sus padres, compró grandes extensiones de tierra, que después acabó heredando el National Trust.
Con 47 años, Beatrix Potter se casó con su abogado, William Heelis, con quien no tuvo hijos. Murió en Sawrey, (Lancashire) el 22 de diciembre de 1943.