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martes, 25 de octubre de 2016

Librería Méndez, Mayor 18, 28013 Madrid...



Librería Mendez
Calle Mayor 18
28013 Madrid
Horario... lunes a viernes de 9:30 a 14:00
                                             16:30 a 20:00
                sábado.................  9:30 a 14:00
domingos cerrado

libreriamendez@telefonica.net



El comienzo de la calle Mayor  marca una ruta, que si la practicas,  verás recompensada la porción de  placer que necesitamos avivar más que de vez en cuándo.
Dos espacios emblemáticos y con historia. 
En el nº 2, encontramos La Mallorquina.
Que la Mallorquina exista, siga viva  desde 1834 no os lo tengo que explicar. 
Ir, tomaros algo y os aseguro que volveréis.
 Su calidad precio y el lugar privilegiado en el que está,  hacen de esta pastelería un vaivén diario de gente entrando y saliendo como si no hubiera un mañana.
Las trufas=gloriabendita
En el nº 18 está  la librería Méndez, que llegó en 1977 para alimentarnos el alma.
Está ahí  de toda la vida,  la que no falla.

Porque 40 años de libros son muchos años  de cultura,

de lectura,

de empeños,

de sueños,

de luchas,

de crisis,

de historias,

de escritores,

de escritos,

 de amor a los libros y al oficio de librero.
Es una librería con el tamaño justo para no perderte y saciar tus inquietudes espirituales,
eso sí, con y de calidad literaria.

Una librería en movimiento: presencial

y virtual.

Un espacio para la reflexión y la inversión...
 para seguir soñando.

Novela, historia, arte, filosofía, ensayo, cine...
Hoy ¿de qué vas?


 “Los que queman los libros, los que expulsan y matan a los poetas, saben exactamente lo que hacen. El poder indeterminado de los libros es incalculable.” 
Por eso la cultura NO está de moda. 
El miedo del conocimiento invade al poder....
Y sigue... Es indeterminado precisamente porque el mismo libro, la misma página, puede tener efectos totalmente dispares sobre sus lectores. Puede exaltar o envilecer; seducir o asquear; apelar a la virtud o a la barbarie; magnificar la sensibilidad o banalizarla. De una manera que no puede ser más desconcertante, puede hacer las dos cosas, casi en el mismo momento, en un impulso de respuesta tan complejo, tan rápido en su alternancia y tan híbrido que ninguna hermenéutica, ninguna psicología pueden predecir ni calcular su fuerza. En diferentes momentos de la vida del lector, un libro suscitará reflejos completamente diferentes. 
En la experiencia humana no hay fenomenología más compleja que la de los encuentros entre texto y percepción, o, como observa Dante, entre las formas del lenguaje que sobrepasan nuestro entendimiento y los órdenes de comprensión con respecto a las cuales nuestro lenguaje es insuficiente: la debilitade de lo nteletto e la cortezza del nostro parlare ..
George Steiner.  Feria del Libro de Turín año 2000

  • Por eso tienen que existir librerías como Mendez que se mantienen a flote frente a la jungla de la globalización y la salvajada intelectual. Son los modernos   libreros, héroes, agitadores culturales como los de La Librería de los Escritores, de Mijaíl Osorguín .
Editado por José J. de Olañeta
Esta historia nos cuenta como en un estado de excepción hay quién lucha por la salvación de lo que más ama... 
los libros y el pensamiento
Para abrir La Librería de los Escritores,Moscú 1918-1922, unos cuántos locos crearon una cooperativa de la que eran socios y trabajadores.  Por eso la plantilla  estaba formada por  intelectuales poetas, filósofos, novelistas, historiadores, pensadores, periodistas, pintores...  al mando del escritor Mikhail Ossorguin. Allí,  en el callejón de Leóntiev número 16 acudían los moscovitas buscando el  último refugio cultural. La locura que supuso esta librería es una delicia de 88 páginas llenas de pena , lucha, tesón, subrealismo y mucha emoción.
Y todo por 10,00€.

Antonio Méndez recibió de su padre la librería. Abrieron hace 40 años y venían de la cuesta de Moyano. Son una saga de libreros que empezó con su abuelo en Lavapiés, en la calle Tres Peces. Arturo Pérez Reverte, Ramón Lobo, Luis Mateo Díez, Vargas Llosa o Javier Marías son asiduos contertulios, clientes, visitantes, amantes de esta librería. Esperemos que por muchos años.
Antonio, Alberto e Inma son hoy los responsables de la librería. Muchos años y mucha vida entre las letras.

LOS LOGOCRATAS... filosofía contemporanea
Autor... George Steiner. Editorial... Siruela. Año... 2006. Precio... 17,90€

Los logocratas... Texto  sobre la quema de los libros, aquí, página 53. Pertenece a 
«El “logócrata” se adhiere, bien intuitivamente, bien en virtud de una reflexión, a las palabras y a los sentidos. Las palabras no son las fichas arbitrarias de Saussure. Designan y por tanto definen la quididad de los seres.» George SteinerEn Los logócratas diversos textos inéditos –ensayos, entrevistas, el relato «A las cinco de la tarde»– que jalonan la trayectoria de George Steiner nos desvelan las bases teóricas y metafísicas sobre las que ha desarrollado su obra. Sus posiciones fundamentales se exponen aquí con toda claridad, en especial su concepción del arte, sus lealtades «cratilianas», su relación con el libro, junto con lo que debe a las «religiones del Libro», su deuda con Boutang y sus tesis filosóficas.

  • Francis George Steiner París, 23 abril de 1929. Profesor, crítico y teórico de la literatura y de la cultura, también escrito. Judio de origen vienés, su primera educación la recibió en un Liceo parisino y luego en el Liceo Francés de Nueva York , tras haberse trasladado con su familia en 1940 para huir del nazismo.
Steiner es políglota (traductor en francés, alemán, inglés, italiano, griego, latín, comprende además el español y el portugués)y trilingüe perfecto, pues tiene tres lenguas natales: fue educado simultáneamente en alemán, francés e inglés. Se define como una persona extraterritorial.
Es profesor emérito del Churchill College de la Universidad de Cambridge (desde 1961) y del St Anne's College de la Universidad de Oxford.
Su ámbito de interés principal es la literatura comparada. Su obra como crítico tiende a la exploración, con reconocida brillantez, de temas culturales y filosóficos de interés permanente, contrastando con las corrientes más actuales por las que ha transitado buena parte de la crítica literaria contemporánea. Su obra ensayística ha ejercido una importante influencia en el discurso intelectual público de los últimos cincuenta años.

El sueño de una lengua común hablada y entendida por todos los seres humanos de este pequeño y frágil planeta es tan antiguo como la historia misma. Encontramos el leitmotif de una lengua adánica en incontables versiones, desarrolladas en la teología, en la liturgia, en los mitos. En el momento de su creación, el hombre hablaba una lengua de origen divino. Esta lengua era tautológica, o sea que las palabras se correspondían con lo que designaban y comunicaban sin la menor posibilidad de equívoco o ambigüedad. El habla era idéntica a la realidad. Por lo tanto, existía la posibilidad de la comunicación directa con Dios, de la comprensión directa de Su discurso. En el principio era el verbo (logos), común al hombre y al Creador. Esta lengua única, es de suponer, habría sido suficiente para toda la humanidad, si los hijos de Adán y Eva hubiesen vivido en el Paraíso, si no hubiera existido el pecado original y la expulsión del Edén. Durante algún tiempo, se siguió hablando este idioma primario, aunque estaba adulterado por la posibilidad de error y falsedad. Llegó la segunda caída en Babel, con la desintegración de una lengua adánica y unificada en un sinfín de lenguas incomprensibles entre sí. Apenas existe una mitología o leyenda cultural conocida que no incluya alguna versión de la historia de Babel. Las causas del desastre se narran de muchas maneras diferentes: un crimen contra los dioses, un descuido fatídico, un accidente misterioso. Pero el acuerdo es universal en cuanto a las consecuencias: de ahí en adelante, las comunidades humanas y las personas están divididas por barreras lingüísticas, por una sordera mutua o una falta de entendimiento. Cada acto de traducir lleva aparejado un rasgo de esta catástrofe primaria.
El sueño de reparar los daños, de restablecer la condición humana de la unidad prebabélica no ha cesado nunca. En diferentes momentos de la historia, distintas lenguas han reclamado su universalidad original. El hebreo nunca ha renunciado a un aura de privilegio original y originario. El griego clásico aspiraba a la singularidad y supremacía, en contraste con el "chapurreo bárbaro". Con el Imperio Romano y la iglesia Católica, el latín se esmeró en demostrar lo obvio que era su derecho a la universalidad, a la auctoritas legislativa sobre la humanidad. Los teólogos calvinistas argumentaban la pureza y la proximidad del holandés a los orígenes predestinados del hombre. De modo perenne han albergado los franceses la sospecha de que Dios habla francés. Carlos V expresó la misma creencia en cuanto al castellano.
Sin embargo, según iba quedando claro que ninguna lengua natural iba a restaurar la armonía y el acuerdo universal, se empezó la búsqueda de una interlingua artificial, de un sistema lingüístico que todos los hombres desearan compartir. Desde el siglo XVII, este sueño ha ocupado grandes mentes y energías. Entre ellas, a Commenius, a Leibniz, y a todos aquellos que, como Spinoza, estaban convencidos de que las discrepancias y errores humanos acabarían si todos los hombres se comunicasen entre sí con un lenguaje compartido. El esperanto es uno entre una docena de construcciones sistemáticas de una lengua mundial. Hoy, por primera vez, esta lengua mundial inunda el planeta. Es el angloamericano, que -en virtud de su dominio económico, comercial, tecnológico y de los medios de comunicación- pronto hablarán tres quintas partes de la especie humana como primera o segunda lengua. Todos los ordenadores se basan en el angloamericano, lo cual refuerza enormemente la codificación de todas las otras lenguas en un angloamericano básico.
Los beneficios son evidentes. Se facilitan enormemente el comercio internacional, el progreso conjunto de la ciencia y de la tecnología, el almacenamiento y accesibilidad de la información, la organización del ocio y del deporte a escala global y el viajar. Un piloto turco aterriza sin problemas cuando habla el angloamericano con un controlador aéreo japonés. En la India, los especialistas en oncología, divididos de otro modo por unas cuatrocientas lenguas, pueden trabajar juntos hablando inglés. Mediante el angloamericano los satélites de comunicación pueden contribuir a superar el fanatismo político e ideológico y la censura de regímenes retrógrados y despóticos. La reclusión en solitario del espíritu humano se está convirtiendo en algo cada vez más difícil de imponer.
No son menos evidentes los peligros, las pérdidas. Cuando muere un idioma, muere con él un enfoque total -un enfoque como ningún otro- de la vida, de la realidad, de la conciencia. Cuando un idioma es arrasado o reducido a la inutilidad por el idioma del planeta, tiene lugar una disminución irreparable en el tejido de la creatividad humana, en las maneras de sentir el verbo esperar. No hay ninguna lengua pequeña. Algunas lenguas del desierto del Kalahari tienen más matices sobre el concepto de futuro, del subjuntivo, que aquellos de los que disponía Aristóteles. Lejos de ser una maldición, Babel ha resultado ser la base misma de la creatividad humana, de la riqueza de la mente, que traza los distintos modelos de la existencia. (He intentado demostrar esto en toda mi obra). De modo incluso más drástico que la actual destrucción de la flora y de la fauna, la eliminación de las lenguas humanas -se calcula que podrían quedar unas cinco mil de las veinte mil que existían hasta hace poco- amenaza con vulgarizar, con estandarizar los recursos internos y sociales de la raza humana.
Por lo tanto, no me consta que haya un problema más urgente que el de la preservación del don de lenguas del Pentecostés, el de la défense et illustration, por usar una expresión conocida del Renacimiento, de cada idioma sin excepción, por muy reducido que sea el número de sus hablantes, por muy modesta que sea su matriz económica y territorial. Aprender un idioma, leer sus clásicos, contribuir a su supervivencia, aunque sea en modesta medida, es ser más que uno mismo.
Y sin embargo aquí subyace una contradicción. La autonomía lingüística, la determinación de sus hablantes de preservar su identidad, de mantener vivo su patrimonio presionado por un orden planetario cada vez más estandarizado, también es fuente de odio y de violencia. Poco más de medio siglo después de las masacres y barbaridades suicidas de dos guerras mundiales, cunden los conflictos étnicos en nuestra Europa. En ellos, los idiomas juegan un papel decisivo y atávico. La limpieza étnica -una expresión espantosa- a menudo es organizada y desencadenada alrededor de la limpieza lingüística. Los intereses racistas y totalitarios prohiben la enseñanza, la publicación en lenguas minoritarias. Intentan arrancar de cuajo la fuerza de los recuerdos y de la esperanza inherentes a un idioma. No es en Oviedo donde debo decir más sobre los Balcanes, sobre Irlanda del Norte o sobre tragedias más cercanas a este lugar.
¿Cómo resolver estas contradicciones fatídicas? ¿Cómo conciliamos el instrumento imprescindible de la creatividad humana y de la dinámica de la historia, implícita en un idioma, con la necesidad igualmente imprescindible de la convivencia, de la tolerancia étnica y de la cooperación? Sólo la educación, sólo el multilingüismo permitido, alentado en la primera infancia, en las escuelas primarias, ofrece alguna posibilidad de solución. Esta paradoja y problema inextricable tiene una especial importancia inmediata aquí, precisamente, porque el español sólo es superado hoy en día por el angloamericano en cuanto a su carácter expansionista -he ahí el ejemplo de los Estados Unidos Hispanos- y, sin embargo, sufre a la vez amargos conflictos internos y reivindicaciones independentistas locales y el apartheid.
No tengo ninguna solución. Un idioma criollo global de los medios de comunicación basado en el inglés americano es una perspectiva demoledora. Igual de demoledora es la continuación de los regionalismos encendidos y odios lingüísticos. Que los que son más sabios que yo traten esta cuestión. Es urgente.
Bajo las circunstancias actuales, quiero decir que algunos problemas son más grandes que nuestros cerebros. Eso puede ser una preocupación, pero también es una fuente de esperanza.






lunes, 17 de octubre de 2016

Katharine Hepburn’s Brownies... porque a veces dios crea gente perfecta... Brownies de Katharine Hepburn




KATHARINE HEPBURN'S BROWNIES


He hecho muuuuuchas recetas de estas delicias y 
LA MEJOR con diferencia es esta.
A la izquierda la receta original...
 a la derecha la equivalencia en gramos
1/2 taza de cacao... 60 gr cacao puro o chocolate negro de cobertura
 1 barra de mantequilla... 113 gr de mantequilla 
 2 huevos... 2 huevos grandes o tres pequeños
 1 taza de azúcar... entre 175 y 200 gr , según gustos 
 1/4 taza de harina... 30 gr de harina de repostería o maizena
 1 taza de nueces rotas o pacanas... 125 gr de nueces 
 1 cucharadita de esencia de vainilla... lo mismo
 pizca de sal... igual
Cómo lo he hecho...
Primero he encendido el horno y lo he precalentado a 160º .
La mantequilla y el chocolate lo he derretido en el microondas y lo he dejado enfriar.

Es la manera más fácil, pero hay que hacerlo de a poquitos, de 30"en 30". Cuándo veas que la mantequilla está derretida sácalo y mezcla con varillas o cuchara hasta que termine de deshacerse el chocolate y esté todo bien  mezclado.
Cuándo está bastante templado o frío, he añadido los huevos y los he ido mezclando DE UNO EN UNO
Ahora la esencia de vainilla

Después el azúcar.
Yo le pongo maizena tamizada con la sal en vez de harina, que me gusta más.
Al final las nueces. Yo la mitad, unos 60 gr.

Al molde le pongo papel de horno y encima echo la mezcla. Adecuo los bordes y doy un golpecito o dos sobre la encimera para que todo se recoloque en su sitio.
De adorno  unas lágrimas de chocolate que quedan muy monas.

Y al horno... ¿Cuánto tiempo? Unos 40 minutos arriba y abajo a 160º
o a 180º durante 20´ en modo aire.
De todas maneras los tiempos los va a marcar tu horno, 
así que vigila y calcula.
Y recuerda el consejo de Katarine...

No hay que hornear excesivamente y deben de estar húmedos, no es un bizcocho, not cakey.
¿De dónde salió la receta?
De una carta...
Esta es mi traducción de la carta que llegó un 
6 de julio de 2003, el periódico New York Times. 
Sección: Cartas al Director.
Remitida por Heather Henderson.
La escribió al recordar su muerte el último domingo...
Dice así...
Durante décadas mi padre atravesaba la ciudad para comprar comida en la Segunda Avenida. Muchas veces lo hacía en Gristede que estaba a la vuelta de la esquina de la casa de Miss Hepburn, en East 49th Street. 

Un día se encontraron de cara en el supermercado. Él la reconoció y saludó, ella hizo lo mismo y a partir de ese momento pensó en ella como vecina.

1983 era mi último año en el Bryn Mawr, colegio en el que cursó sus estudios Miss Hepburn. Me iba mal, me sentía frustrada y en las vacaciones de Navidad decidí abandonar. Tuve la idea romántica de huir a  Escocia para escribir guiones. Mi madre había muerto hacía dos años y  había dejado a mi padre con la responsabilidad  de una hija  rebelde.
Él sabía que Miss Hepburn había estudiado en el Bryn Mawr College, así que le escribió una carta pidiéndole que hablara conmigo. Es una gran admiradora suya y tal vez por eso,  la escuche... escribió. En el camino a la tienda de comestibles echó la carta en su buzón.

A las 7:30 de la mañana del día siguiente el teléfono me despertó. Contesté y escuché su famosa voz inquiriéndome así:¿Es usted la joven que quiere abandonar Bryn Mawr? Contesté que sí. Vas a hacer  una estupidez.  Ella rompió y pasó a darme un sermón que en lo esencial me decía que tenía que acabar los estudios y obtener mi título para después hacer lo que quisiera. No dije nada ante tanta impetuosidad. Luego añadió que quería reunirse con nosotros para tomar el té.

El día de nuestra  cita era gris e invernal. Mientras caminábamos por Turtle Bay, mi padre y yo no hablamos casi nada. Se sentía como si estuviéramos a punto de conocer a la reina.

Miss Hepburn nos recibió con una calurosa bienvenida. Con una cierta arrogancia nos ofreció té y sus famosos brownies. A pesar de tener más de 70 años, tenía un aspecto muy juvenil que reforzaba con su ropa de chica: cuello vuelto,  chaqueta de punto negro y unos raídos pantalones verde caqui.

Hablamos de muchas cosas, incluyendo el Bryn Mawr College. Me confesó que allí se sintió muy mal, que todavía tenía pesadillas y que fue feliz al abandonarlo. Al final de la tarde me dijo en un tono bastante serio Tú eres inteligente. Era un cumplido , además de una advertencia para que no fuera tonta en el futuro. 

Mi padre la visitó un par de veces más. Un día supo que se estaba recuperando de un grave accidente de coche y le llevó un paquete de brownies caseros con una nota de buenos deseos. Cuál fue su sorpresa cuándo le abrieron, le invitaron a entrar a su cuarto y fue recibido por ella en camisón.  Probó sus brownies. 


Tienen exceso de harina, dijo. Luego le dio su receta que él anotó inmediatamente. No hay que hornear excesivamente y deben de estar húmedos, no son galletas.


Siempre estaré agradecida a Miss Hepburn por hacerme aguantar hasta el final en el Bryn Mawr College y por darme estas reglas para vivir:


1...- Nunca abandones
2...- Se tú misma
3...- No pongas demasiada harina en los brownies


KATHARINE HEPBURN'S BROWNIES
1/2 taza de cacao 
 1 barra de mantequilla 
 2 huevos 
 1 taza de azúcar 
 1/4 taza de harina 
 1 taza de nueces rotas o pacanas 
 1 cucharadita de vainilla 
 pizca de sal
Precalentar el horno a 325 grados.
Derretir la mantequilla en un cazo  con el cacao y revuelva hasta que la mezcla esté suave. 
Retire del fuego y deje que se enfríe durante unos minutos. 
Mezcle con los huevos, de a uno en uno. 
Agregar el azúcar, la harina, las nueces, la vainilla y la sal.  
Verter en un molde engrasado y cuadrad, de 8x8 pulgadas. 
Cocer 40 minutos. 
 ''Don't overbake!'' No hornear demasiado...  deben ser pegajosos. 
Deje enfriar (un paso esencial) y cortar en barras.
Heather Henderson St. Paul, Minnesota.

A veces dios crea gente perfecta «Hay mujeres, y además está Kate.  Hay actrices, y además está Hepburn»:   Frank Capra

un 12 de mayo 1907 y estuvo entre nosotros 96 años, hasta el 29 junio de 2003.
Comenzó su carrera profesional en 1928 y se retiró en 1994
Ha sido una de las actrices más importantes de Hollywood y se mantuvo en la cima más de 60 años.
Independiente y de gran personalidad,  arrasó en la pantalla y fuera de ella. Admirada, imitada y seguida por miles de personas que supieron ver en ella algo más que una actriz.


Icono de muchas mujeres que se identificaban con su imagen femenina, feminista, transgresora, independiente, libre, trabajadora, personal, única... que hablando de la época era lo nunca visto. Por ser como era  se llevó el apodo de Katharine la arrogante.
La niña no tuvo otro remedio que salir así. Sólo se limitó a hacer lo que veía y vivir cómo vivía.

Sus padres lucharon por un cambio social en América: Thomas Hepburn, urólogo,  luchó por la educación 
sexual de sus vecinos y les enseñó  las causas 
de las enfermedades venéreas. 

Katharine, su madre, fue una  sufragista, pionera de los derechos de la mujer y su derecho al voto.  
También  hizo una campaña por el control de la 
natalidad con Margaret Sanger. 
Cuando era niña, Hepburn participó junto a su madre en varias manifestaciones pidiendo el «voto para la mujeres».

Los niños Hepburn fueron educados  para pensar y debatir sobre cualquier tema que quisieran con plena libertad de expresión. Katharine estuvo siempre cerca de su familia  y la consideró su suerte en la vida y la base de su éxito.

«Bueno, creo que, en primer lugar, se es afortunado si usted tiene un padre y una madre inteligentes y brillantes, e inspiradores, y eso es afortunado si tuviste experiencias antes de los quince años en las que te enseñaron a no tener miedo».
Sobre su forma de ser decía...«Choco con gente por mi peculiar forma de ser , aunque no termino de entender por qué. Por supuesto, tengo un rostro angular, un cuerpo angular y, supongo, una personalidad angular, que golpea en la gente».
«Soy una personalidad como así también soy una actriz. Muéstrame a una actriz que no sea una personalidad y me mostrarás a una mujer que no es una estrella»©https://es.wikipedia.org/wiki/Katharine_Hepburn
Nunca dejó de nadar, aunque el agua estuviera helada. Le gustaban las flores y el whisky con hielo y soda hasta el borde
 
Falleció en  Connecticut, en la misma casa que la vio crecer.
 Katharine Hepburn 1940 Portrait, Cigarette Holder
Feminista, progresista, gran actriz, gran mujer.
dek
Fue la primera  que llevó
 pantalones en el cine 
 
y en la vida. 
 
Vivió como quiso 
y amó a quién quiso. 
 
Estuvo 25 años al lado deSpencer Tracy 
que  era alcoholico,  casado y parece 
que no muy sentimental.

Bryn Mawr es una localidad en el condado de Montgomery en el estado estadounidense de Pensilvania.Tiene una población de 4.382 habitantes. Su latitud es de 40º 019' N y se eleva a unos 126 metros (423 pies) de altitud.
Bryn Mawr College es una universidad privada femenina situada en Bryn Mawr
Es una de las instituciones que forman las Siete Escuelas Hermanas.Fue fundada en 1885 por la Sociedad Religiosa de los Amigos y tiene unas 1300 alumnas de pregrado y 450 de postgrado.
Su campus, de 135 acres, fue diseñado por Calvert Vaux y Frederick Law Olmsted y es considerado un arboreto.
Se trata de una pequeña universidad liberal en la que ofrecen doctorados en arte para las mujeres. Mujeres famosas han pasado por allí como la actriz Katharine Hepburn o la poeta Marianne Moore. También dio clases allí, y allí falleció, la matemática Emmy Noether. El filósofo de origen español José Ferrater Mora fue conferenciante ("lecturer") entre 1949 y 1950, Profesor Asociado de Filosofía ("Associate Professor of Philosophy") de 1950 a 1955, y Profesor ("Professor") de Filosofía de 1955 a 1980.
Otras ilustres alumnas...
Nettie Stevens (1861-1912), genetista
Emily Greene Balch (1867-1961), académica, escritora, sindicalista y pacifista, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1946 compartido con John Raleigh Mott.
Hilda Doolittle (1886-1961), poetisa y escritora, más conocida como H.D.
Marianne Moore (1887-1972) poetisa y escritora
Katharine Hepburn (1907-2003) actriz
Drew Gilpin Faust (1947-), la primera mujer presidenta de la Universidad de Harvard


To the Editor:
Re the death of Katharine Hepburn last Sunday: For many decades, my father used to walk across town to do his food shopping on Second Avenue. He often shopped at a Gristede's around the corner from Miss Hepburn's town house on East 49th Street.
One day he suddenly came face to face with Miss Hepburn, who was also picking up groceries. He acknowledged her with a nod, and she responded in kind. He began thinking of her as a neighbor.
In 1983, my senior year at Bryn Mawr, Miss Hepburn's alma mater, I was frustrated and was doing poorly, and at Christmas break, I decided to quit. I had the romantic notion of running away to Scotland to write screenplays. My father was frantic. My mother had died two years before, leaving him with all the responsibility for his headstrong daughter.
He knew that Miss Hepburn had gone through her own struggles at Bryn Mawr, so he wrote her a letter asking her to intervene. ''She's a great admirer of yours, and perhaps she'll listen to you,'' he wrote. On the way to the grocery store, he dropped the letter in her mail slot.
At 7:30 the next morning, the phone woke me up. I answered it and heard that famous voice, crackling with command. ''Is this the young woman who wants to quit Bryn Mawr?'' I said it was. ''What a damn stupid thing to do!'' she snapped. She went on to give me a lively lecture, the gist of which was that I had to finish my studies and get my degree, and after that I could do what I wanted to do. There was no arguing with her imperiousness. Then she said she wanted to meet us for tea.
The day of our appointment was gray and wintry. Walking the long blocks to Turtle Bay, my father and I didn't speak much. It felt as if we were about to meet the Queen.
Miss Hepburn greeted us warmly. With casual hauteur, she provided us with tea and some of her famous brownies. Though she was in her 70's, she had a youthful look, enhanced by her girlish clothes: a turtleneck, a black cardigan and shabby khaki-green pants.
We talked about many things, including Bryn Mawr. She said that she was miserable there and still had nightmares about it, but she was glad she went. At the end of the afternoon she told me, in a rather grim tone, ''You're smart.'' It was a compliment, but also an admonition not to be foolish in the future.
My father was invited to visit her a few times after that. Once, he had heard that she was recovering from a serious car accident, and he stopped by to drop off a package of homemade brownies and a get-well note. To his surprise, he was ushered in and invited into her boudoir, where she greeted him in her nightgown. She sampled his brownies.
''Too much flour!'' she declared. She then rattled off her own recipe, which he hastily wrote down. ''And don't overbake them! They should be moist, not cakey!''
I'll always be grateful to Miss Hepburn for making me stick it out at Bryn Mawr and for giving me these rules to live by: 1. Never quit. 2. Be yourself. 3. Don't put too much flour in your brownies.
KATHARINE HEPBURN'S BROWNIES
1/2 cup cocoa
1 stick butter
2 eggs
1 cup sugar
1/4 cup flour
1 cup broken-up walnuts or pecans
1 teaspoon vanilla
pinch of salt
Preheat oven to 325 degrees. Melt butter in saucepan with cocoa and stir until smooth. Remove from heat and allow to cool for a few minutes. Mix in eggs, one at a time. Add sugar, flour, nuts, vanilla and salt. Pour into a greased 8x8 square pan. Bake 40 minutes. ''Don't overbake!'' They should be gooey. Let cool (an essential step) and cut into bars.
Heather Henderson
St. Paul, Minn.