FUNDAS DE CUERO
PARA FORRAR LIBROS
C/Rivera de Curtidores nº 3
28005 Madrid
guau, guau=jejeje, jejeje...
con toda la pompa y circunstancia que poseo os voy a contar un cuento...
Estos colegas tienen la culpa de que la reina de Inglaterra se haya convertido en una lectora compulsiva. Un día durante el paseo la llevaron a un sitio nuevo: y allí se encontraron con un
autobúsbiblioteca que se había puesto en la zona de cocinas del 
palacio. Entró así como sin querer y fue su perdición... de la noche a la mañana se convirtió en una lectora compulsiva.
palacio. Entró así como sin querer y fue su perdición... de la noche a la mañana se convirtió en una lectora compulsiva.
“ Su trabajo consistía en mostrar interés, pero no en
interesarse. Y además leer no era hacer algo. Ella hacía cosas. Así que
paseó la mirada por la camioneta tapizada de libros y trató de ganar
tiempo.”
Esta obsesión no gusta a sus asesores y decide forrar los libros con fundas de piel, una formula práctica y elegante para despistar.
A los libros no les
importaba quien los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores
eran iguales, ella incluida…
Averiguó que en la Calle Rivera de Curtidores Nº 3, una de las más castizas del Rastro,
los domingos Nieves y Sara, vendiendo las
fundas que hacían durante la semana.
fundas que hacían durante la semana.
Y pidió fotos de sus trabajos.
Todas
le parecieron fabulosas y muy bien de precio, 18€ las fundas pequeñas y 25€ las de los libros más grandes. Estaban muy bien trabajadas sobre pieles de
calidad. Grabadas, teñidas y envejecidas a mano lo que hace de cada
funda una pieza especial.
Pero se decidió por esta, un poco más cara 35€. Con tanto trajín y con sus momentos de protocolo, esas asas harían pasar su libro por un bolso distinto a los habituales.
“Lo que asimismo estaba descubriendo era que un libro llevaba a
otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran
lo bastante largos para leer todo lo que ella quería.”
Siempre iba con un libro en las manos y cuando iba en la carroza era capaz de saludar con la mano derecha y con la izquierda sostener el libro que estaba leyendo...
“No pones la vida en los libros. La encuentras en ellos.” Por eso para ella eran tan importantes.
Una lectora nada común...
Alan Bennet...
Ed. Anagrama...
13€
